martes, 3 de enero de 2012

¿Quién es él?

 

 

¿Quién es él?

¿Dónde estabas? ¿Qué coño pensabas? ¿No había nadie allí? ¿Desnuda?

¿Qué? No me digas, entonces.

Es que a ti nadie te manda, disque andar solas a esas horas. Dime, ¿sigues sola?

Creo que conozco esa historia. ---, su autor.

¿Cómo es que va la canción, María? ¿Es lo cruel o lo ruin? ¿Por qué son cosas feas? Ajá, tu nunca sabes lo que dices. Nunca me dices las cosas completas, ya me acostumbré. Lo olvidaré, sí.

¿Aunque qué? Ajá. Ya, ok. Lo olvido, lo olvido.

¿Qué? ¿Llegó? ¡Lo sabia! ¿De el de Ana Cristina? Andá, seguro no tenía dinero para más el pobre.

Los Padres no están celosos. Están muertos, y tu loca.

¿Enserio? ¿Unas “samurái”? Andá, jaja. Tú y tus gustos…

Él ebrio, tu loca… son la pareja perfecta.

Entonces no hagas nada.

Pídeselo, pues, si es lo que quieres.

Me alegra que estés feliz, en verdad.

Es un sucio.

No creo que eso sea hermoso, María.

¿Y en verdad le amas?

Sí, siempre dices eso. La sonrisa más hermosa la tiene él. Ya sé, ya sé.

Sí lo amas.

Los perros no pasean a las viejas, y esto no es una historia. ¿Olvidaste que me hablabas?

¿Aló? ¡¿Aló?!

Coño. Me volvió a dejar hablando sola esa María. ¿Qué voy a hacer con ella?

Afuera no hay perro, ni vieja, solo finales. Eso.

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