Para Jorge.
Sentado en una
acera, sin pantalones, poloché largo verde, de algún banco, gorra azul, tenis
blancos. Sostenía una botella de pepsi de 20 onzas llena de agua sucia a la mayor
distancia posible de su cuerpo. Blanco, sucio, inmóvil, hermoso. Es el panita.
A veces estar
solo en casa es bueno. Su madre lloraba por las noches su ausencia, pero yo no
la consolaba. Nunca la consolé porque, claro, soy un gato. Los gatos no hablan
con los humanos, ni los consuelan. Además, no puedo intentar borrar,
momentáneamente, por supuesto, la tristeza que le causa un acontecimiento que a
mí me hace sentir satisfecho.
El panita está en una etapa de transición, en un paso
intermedio de la evolución humana: del humano, al neo humano; del hombre al neo
hombre. Ha dejado atrás mucho, y se ha vuelto mi ídolo. Comenzó juntándose con
gente, según su madre, rara y de dudoso proceder. Estos son otros neo humanos,
que lo ayudaron a superar su inferioridad. La angustia vital, idealismo, géneros,
expresión, poesía, temores, escenarios tétricos, creatividad, existencia, angustia,
tragedia, melancolía. Destino fatal. Siempre supe que el panita llegaría lejos,
muy lejos. Ellos venían a la casa a buscarlo todos los días a las 7. Poco a
poco dejo de ir a la universidad para salir con ellos. Nunca supe a donde lo
llevaban o qué hacían por ahí, pero lo dejaba ir porque confiaba en que los neo
humanos lo ayudarían a alcanzar el próximo paso de la evolución. Los neo
humanos son los semi-dioses del caos.
Así fue por unos
meses: él salía por las noches y llegaba al otro día borracho y golpeado, o
simplemente no llegaba. ¡Ay, qué alegría sentía al verlo irse, sabiendo que
volvería estando un poco más cerca de la perfección! Digo, él es ya perfecto
per se. Poco a poco las cosas caían en lugar. La angustia vital, pestañas, ardor en el pecho, proxenetas,
púrpura, seguetas, intolerancia, diccionarios, coincidencias, normas, pelo rojo,
ropa sucia, abanicos chinos, rosas negras, posiciones incomodas, cuerpos
asimétricos. Gritos eufóricos. No venía a casa, a menos que fuese para esconder
se en su habitación a fumar marihuana. Amaba verlo fumar. Luego de un tiempo,
su madre dejó se interesarse, igual su padre, dejó de ser parte de su familia,
no era nadie. Yo me convertí en su única familia, y me sentía honrado y
afortunado por ello, en sobremanera.
-
- Señor
gato, páseme esa traza, por favor.
- - No
puedo, amo, soy un gato. No se supone que le entienda, no puedo obedecerle.
-
- Gato
inútil.
El panita es
hermoso, hermoso. Hermoso cuando respira, cuando escribe, cuando hace como que
no estoy, cuando ignora que lo observo, cuando sufre por mujeres, cuando olvida
que existo, cuando camina, cuando piensa, cuando habla, cuando es. Es perfecto,
y cuando llegue a la cúspide de su evolución y sea neo humano, entonces seré yo
completamente feliz.
Ayer vino a casa nuevamente.
La angustia vital, exceso de masa corporal, multitudes acaloradas, lenguaje
exagerado, escenarios tétricos, carretillas linguales, propósito, política,
romance, incomodidad, redundancias, números con ese, lírica, Rands pajerísimas, melancolía. Existencia. Olía
a alcohol y humo letal. Estaba sucio y sudado. Olía a mierda, también. Se lanzó
sobre la cama y desapareció. Fin de la vida.